22 jun 2010

1.0

Me he despojado de la ironía,
del sarcasmo, de la broma ofensiva,
y he intentado ser un niño bueno.
Habiéndolo logrado no he logrado nada!
La bondad no es un valor apreciado en esta era,
sí la picardía, la astucia!
He declarado la guerra contra el adoctrinamiento,
el “formarse una opinión firme” de cada aspecto de la vida,
y he caído en el nihilismo de no pensar en nada.
Todo en pos de una superación, de no dejar de aprender nunca.
Porque cuando aprendemos, la mayoría de las veces,
asimos y enraizamos en esas ideas incorporadas y cesa el aprendizaje,
y allí es donde comenzamos a morir.
¿Pero qué me ha valido esta postura ante la vida?: incomprensión;
se sienten las miradas que prejuzgan “sos indefinido!”.
¿Acaso convivir con conflictos es igual a ser inseguro?
Lo único cierto es que esta quejosa retórica no es mas que un preámbulo de la vejez.
Será necesaria una nueva mutación para revivir.
Es tiempo de cambio,
de lluvia,
de sol,
tiempo de hacer el amor.

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